EVANGELIO DEL DIA JUEVES 12 DE NOVIEMBRE DE 2015

LUCAS 17, 20-25: En aquel tiempo Los fariseos estaban preguntando a Jesús: « ¿Cuándo llegará el Reino de Dios?» Les contestó: «La venida del Reino de Dios no es cosa que se pueda verificar. No van a decir: «Está aquí, o está allá». Y sepan que el Reino de Dios está en medio de ustedes.» Jesús dijo además a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que ustedes desearán ver alguna de las manifestaciones del Hijo del Hombre, pero no la verán.  Entonces les dirán: «Está aquí, está allá.» No vayan, no corran. En efecto, como el fulgor del relámpago rasga el cielo desde un extremo hasta el otro, así sucederá con el Hijo del Hombre cuando llegue su día.  Pero antes tiene que sufrir mucho y ser rechazado por esta gente”.

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo

El pueblo de Israel, especialmente los líderes religiosos y ciertamente, esa era también la concepción de los primeros discípulos y apóstoles de Jesús, imaginaban que el Reino de Dios vendría como un poderoso reino humano, y el Mesías sería un rey valiente y vencedor, que liberaría al pueblo de la opresión de los romanos y demás enemigos.

Algunos fariseos preguntaban a Jesús cuando iba a llegar el Reino de Dios. El respondió: “Cuando el Reino de Dios llegue, no será una cosa que se pueda ver. Nadie va a decir: ‘Vean, está aquí’ o ‘Está allí’. Porque el Reino de Dios está en medio de vosotros!”.

Este es el contenido del evangelio de hoy, en Lucas, capítulo 17, versículos del 20 al 25. Jesús da una respuesta objetiva a los fariseos, reconociendo incluso que ellos ya deberían saber, pues él ya  había comparado el Reino con una semilla de mostaza, con un poco de sal o de levadura escondida en  la masa…

Con eso deja claro que si bien de forma invisible, el Reino de Dios ya es una realidad presente en medio del pueblo. Y que, en un futuro, vendrá con poder, y este será, si, un acontecimiento que todos verán, como fue en los tiempos de Noé y de Lot. Con sus discípulos, que son también sus interlocutores en el evangelio, Jesús usa otro lenguaje: les pide atención y vigilancia para poder reconocerlo y acogerlo, pues el Reino de Dios está presente y permea toda la realidad humana y es necesario discernimiento para identificarlo.

En la Exhortación Apostólica La Alegría del Evangelio, dice el Papa Francisco: “Evangelizar es hacer el Reino de Dios presente en el mundo. […] Confesar que el Espíritu Santo actúa en todos implica en reconocer que El busca permear toda la situación humana y todos los vínculos sociales” (La Alegría del Evangelio. 176/178).

El Catecismo de nuestra Iglesia Católica dice: “Después de David, Israel sucumbió a la tentación de volverse un reino como las demás naciones…  el Reino, objeto de la promesa hecha a David, será obra del Espíritu Santo y pertenecerá a los pobres de Espíritu” (cf. CIC n. 709).

El Reino de Dios consiste en hacer de todas las personas una sola familia, un solo pueblo para Dios. Y ese reino tenemos que construirlo entre todos con nuestras acciones de cada día, siguiendo las enseñanzas de nuestro Maestro Jesús.