EVANGELIO DEL DÍA JUEVES 8 DE DICIEMBRE DEL 2016

           

 

     Lucas 1, 26-38: “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María. Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.» María entonces dijo al ángel: « ¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible.»  Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» Después la dejó el ángel”.

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

La Iglesia Universal celebra hoy un acontecimiento extraordinario, se trata de la INMACULADA CONCEPCIÓN DE NUESTRA MADRE MARÍA. También nuestra Diócesis está de fiesta ya que la INMACULADA, es nuestra Santa Patrona, así que feliz y bendecido día para todos los fieles de Ciudad Guayana.

El Evangelio de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María es de Lucas, capítulo 1, versículos 26-38, que trae el relato completo de la anunciación del nacimiento de Jesús. Noticia que merece un titular extra, ya que es la mejor y la más importante de los últimos dos mil años: DIOS VIENE A VISITAR NUESTRA TIERRA!  «El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David. El nombre de la Virgen era María! Entrando en la casa, el ángel le dijo: Alégrate, llena de gracia «!

El privilegio de la Inmaculada Concepción de María, así como todos los demás privilegios, se fundamentan en su elección para ser la Madre virginal del Salvador; Por lo tanto, Madre de Dios: elección libre y amorosa de Dios; aceptada por María. En contraste con Eva, cuya falta nos costó la pérdida del paraíso y la lejanía del hombre de su Dios y Creador, el SI de María abre nuevamente el camino de la salvación para la humanidad. Trae a Dios más cerca de nosotros en su Hijo que a partir de ese momento comienza a gestarse en el seno virginal de la que llamarán bienaventurada…

Inmaculada Concepción: «La elección de María exigía excepción del pecado, de todo pecado. La Inmaculada Concepción de María es un derecho de Jesús quien puede colmar de todo bien a su propia Madre, tanto cuanto lo exige su amor: El suyo era infinito «(Comentario Misal).

El Papa Francisco ha dado especial atención a María. Es él quien dice: «No es agradable al Señor que falte en su Iglesia el icono femenino. Ella, que lo engendró con tanta fe también acompaña «el resto de la descendencia, es decir, los que guardan los mandamientos de Dios y viven el testimonio de Jesús» (EG, n. 285).

«Grandes cosas se dicen de ti, oh Virgen María, porque de ti nació el sol de justicia, Cristo nuestro Dios.»  Y continua diciendo: «Ella es la misionera que viene a nosotros, que nos acompañan durante toda la vida, abriendo los corazones a la fe con su afecto maternal. Como una verdadera madre, camina con nosotros, y lucha con nosotros y nos acerca al amor de Dios «(EG, n. 286).

Que el amor de Dios llene nuestros corazones y nos haga atentos a su Palabra.  Y que la ternura de María, nuestra Madre, nos enseña a decir sí al plan de Dios y hacernos sensibles a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas. Amen.