
Juan 15,16-26: “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Cuando venga el Protector que les enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de mí. Y ustedes también darán testimonio de mí, pues han estado conmigo desde el principio. Les hablo de todo esto para que no se vayan a tambalear. Serán expulsados de las comunidades judías; más aún, se acerca el tiempo en que cualquiera que los mate pensará que está sirviendo a Dios. Y actuarán así porque no conocen ni al Padre ni a mí. Se lo advierto de antemano, para que cuando llegue la hora, recuerden que se lo había dicho. No les hablé de esto al principio porque estaba con ustedes”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia universal celebra hoy, la fiesta entre otros santos, en honor a San Agustín de Cantorbery, que es considerado como el apóstol de Inglaterra, fue un monje benedictino y primer arzobispo de Canterbury. Después de haber trabajado por varios años con todas las fuerzas de su alma por convertir al cristianismo el mayor número posible de ingleses, y por organizar de la mejor manera que pudo, la Iglesia Católica en Inglaterra, San Agustín de Canterbury murió santamente el 26 de mayo del año 605. Y un día como hoy fue su entierro y funeral. Desde entonces ha gozado de gran fama de santidad en esa nación y en muchas partes más.
Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Jesucristo, según San Juan capítulo15, verso16al verso26,es decirel final del capítulo 15 e inicio del 16. en el que,habiendo invitado a los discípulos a permanecer en su amor, JESÚS, les advierte sobre las persecuciones que sufrirán de parte de los poderosos de este mundo, Y es que, en el evangelio de Juan, los discursos de JESÚS, después de la última cena, presentan una gran tensión. Por un lado, está la Paz dada por JESÚS, la unión de amor con Él y con el Padre y la participación en la vida eterna ofrecida a los discípulos. Por el otro lado, está el odio de los poderosos del mundo, las persecuciones y el asecho de una muerte inminente.
En este diálogo de despedida Jesús adelanta a los discípulos las consecuencias que tendrá su seguimiento. De igual manera que a Él lo han rechazado y llevándolo a la cruz, los discípulos compartirán la misma suerte. Las razones son claras: el desconocimiento del Padre y del mismo JESÚS llevan a posicionarse en contra de cualquiera que se tome en serio la propuesta cristiana. Por eso les dice que, no estarán solos, ni abandonados a su suerte, sino que les enviará un defensor que hablará por ellos y les dará fuerza en los momentos de amenazas de parte de sus perseguidores.
Y es que, en esta dinámica de vida y muerte, estará presente el Defensor, el Espíritu de la Verdad y del Amor, que dará testimonio de JESÚS. Ese testimonio sobre JESÚS lo darán también, los discípulos, que permanezcan como fieles seguidores suyos, a lo largo de la historia, perseverando en su misión, aun ante las intimidaciones y seducciones de los poderosos que, muchas veces, pretenden actuar en nombre de Dios.
Al confrontarnos con el texto, vemos que la advertencia que recoge este pasaje proclamado hoy tiene como objetivo consolidar el seguimiento de los discípulos. Que lleva al cumplimiento de un itinerario, ya que, la misión de JESÚS fue comunicar el AMOR del Padre al mundo. Y una vez que JESÚS vuelve al Padre, envía a la tercera persona de la Santísima Trinidad,El Espíritu Santo, que además de ser portador de la Paz, conducirá a los discípulos en la misión de comunicar al mundo, el amor transformado de Dios.
Sin embargo, el mismo Maestro nos advierte que no es una tarea fácil, pero frente al desaliento que puede amenazar a sus seguidores, JESÚS nos ofrece la certeza de su presencia siempre alentadora a través del Espíritu Santo, que hablará por nosotros y nos ayudará a levantarnos de las caídas y de las dificultades. Y así podremos dar testimoniar al mundo la presencia del AMOR de DIOS, que nos ayuda a encarar de una mejor manera las estructuras del mal enquistadas en nuestra sociedad.
Señor JESÚS, envía a nuestros corazones Tu Espíritu de la Verdad, para que nos ilumine y nos fortalezca y de esta manera podamos dar testimonios de Tu AMOR y de Tu Palabra en mundo cada vez más convulsionado. Amén
