EVANGELIO DEL DÍA LUNES 8 DE MAYO DEL 2017

  Juan 10, 11-18: “Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.  No así el asalariado, que no es el pastor ni las ovejas son suyas. Cuando ve venir al lobo, huye abandonando las ovejas, y el lobo las agarra y las dispersa. A él sólo le interesa su salario y no le importan nada las ovejas. Yo soy el Buen Pastor y conozco los míos como los míos me conocen a mí, lo mismo que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Y yo doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este corral. A esas también las llevaré; escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño con un solo pastor. El Padre me ama porque yo doy mi vida para retomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo mismo la entrego. En mis manos está el entregarla y el recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre.»

 

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

La liturgia nos presenta hoy al Evangelio de Juan capítulo 10, versos del 11 al 18, relato que se enmarca dentro de lo que han calificado los expertos como los discursos de la despedida, cuyo género le da una cualidad sui generis dentro de los Evangelios, aunque nos es exclusivo ya que podemos encontrar unos discursos parecidos en Antiguo Testamento tales como: las bendiciones de Jacob (Gn. 49, 1-28); el último mensaje de Moisés a su pueblo (Dt 31-34) o la despedida de Matatías a sus hijos (1Mac 2,49-70)

Juan contrapone al buen y mal pastor. Jesús es el buen Pastor no tanto por su mansedumbre o afabilidad sino por la calidad excepcional de ser pastor. Él es un buen pastor porque vivió y murió dando su vida por sus ovejas e instaurando con ellas una relación de conocimiento mutuo en el amor. El verbo conocer expresa una relación existencial y afectiva, porque es la prolongación del amor originario entre el Padre y el Hijo.

La imagen de Jesús Pastor es escatológica y universal. Su rebaño será uno al final de los tiempos, como Él será el único pastor de todos los pueblos. Jesús da su vida libremente y la recupera de nuevo en obediencia total al Padre y por amor a sus ovejas.

Para poder cuidar, defender, y acompañar a una persona, tiene necesariamente que comenzarse por conocerla a fondo, respetándola tal y como es. La Iglesia es una comunidad de hermanos y hermanas iguales en dignidad en la que nos diferenciamos por los carismas y servicios que a cada uno, nos corresponde desempeñar. Pidámosle al Espíritu Santo que nos ayude a ser la comunidad que de testimonio fehacientemente con sus palabras y con sus obras de Jesús buen Pastor. Amen.