EVANGELIO DEL DÍA SÁBADO 27 DE ENERO DEL 2018

 

Marcos  4,35-41: “Al atardecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos a la otra orilla del lago.» Despidieron a la gente y lo llevaron en la barca en que estaba. También lo acompañaban otras barcas. De pronto se levantó un gran temporal y las olas se estrellaban contra la barca, que se iba llenando de agua. Mientras tanto Jesús dormía en la popa sobre un cojín. Lo despertaron diciendo: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» El entonces se despertó. Se encaró con el viento y dijo al mar: «Cállate, cálmate.» El viento se apaciguó y siguió una gran calma. Después les dijo: «¿Por qué son tan miedosos? ¿Todavía no tienen fe?» Pero ellos estaban muy asustados por lo ocurrido y se preguntaban unos a otros: « ¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?»

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor a Santa Ángela de Méreci. Nació alrededor del año 1470 en Desenzano, junto al lago de Garda, en la región de Venecia. Tomó el hábito de la Tercera Orden Franciscana y reunió un grupo de jóvenes para instruirlas en las obras de caridad. El año 1535 fundó en Brescia un instituto femenino, bajo la advocación de Santa Úrsula, dedicado a la formación cristiana de las niñas pobres. Murió el año 1540

Por su parte la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Jesucristo, según San Marcos capítulo 4, versos del 35 al 41, en el que se relata el sometimiento de la tempestad por parte de JESÚS, y el posterior asombro de sus discípulos, que en cuanto descubren en Jesús ese poder divino, son presa de un gran susto, y  es que ese temor de descubrir a Dios tan cerca de ellos, se hacía más fuerte que el temor que habían tenido frente a la tempestad, algunos minutos antes. Como Moisés ante la zarza ardiendo (Ex 3,1), como Isaías cuando tiene la visión en el templo (Is 6,5), y como todos aquellos a quienes Dios se manifiesta de un modo particular; porque más que un amigo o un maestro, Jesús se les manifiesta en la verdad de su ser. Por eso es que este texto quiere resaltarnos la fe que JESÚS propone, la cual va más allá del miedo del desánimo y la desconfianza.

Ante tantas fuerzas del mal que nos atacan, en medio de las tempestades que se levantan, los hombres nos preguntamos, muchas veces, si Dios no está dormido. Pero JESÚS está allí; no se asombra tanto del miedo de los discípulos ante la tempestad, cuanto de su falta de fe; y es que únicamente la confianza en la victoria de JESÚS, Hijo de Dios, sobre las fuerzas del mal, puede permitirles superar ese miedo. Porque Dios siempre está allí no para liberarnos de nuestras responsabilidades, ni tampoco para ahorrarnos nada, pero si para que sintamos su presencia amorosa y paternal en la propia vida, aunque muchas veces pareciera que perecemos.

El JESÚS que duerme en la barca simboliza al JESÚS, que por causa de la muerte violenta se encuentra sumergido en la realidad de su pasión y muerte, pero tal como nos lo muestra el relato no todo está perdido. Dios tiene algo más que decirnos, porque tal como en la narración donde se pasa de la tempestad a la calma, es el paso de la muerte a la resurrección.

Muchas son las preguntas que nos suscita la confrontación de este pasaje bíblico, porque en esta circunstancia política y social en la que nos desenvolvemos donde las soluciones no aparecen y donde las fuerzas del mal nos tienen paralizados, bien nos vendrían preguntarnos: ¿Por qué dudamos? ¿Por qué tambaleamos en la fe? ¿Por qué no le creemos a Dios? No olvidemos que la gran mayoría de las veces la voluntad de Dios discrepa hondamente de nuestra propia voluntad.

Señor JESÚS, ayúdanos a comprender lo que significa tener fe, y así podamos comenzar a vivir una experiencia de mayor madurez espiritual, para poder resistir esta y todas las tempestades desatadas por las fuerzas del mal y al final se imponga la calma y la paz que emana de Tu presencia salvadora. Amen.