Lucas 17, 20-25: “En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús: « ¿Cuándo llegará el Reino de Dios?» Les contestó: «La venida del Reino de Dios no es cosa que se pueda verificar. No van a decir: «Está aquí, o está allá». Y sepan que el Reino de Dios está en medio de ustedes.» Jesús dijo además a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que ustedes desearán ver alguna de las manifestaciones del Hijo del Hombre, pero no la verán. Entonces les dirán: «Está aquí, está allá.» No vayan, no corran. En efecto, como el fulgor del relámpago rasga el cielo desde un extremo hasta el otro, así sucederá con el Hijo del Hombre cuando llegue su día. [25] Pero antes tiene que sufrir mucho y ser rechazado por esta gente”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor a las Santas Gertrudis y Margarita de Escocia. Gertrudis cuyo nombre significa fiel defensora, fue una mística y escritura benedictina alemana. Por su parte Margarita, cuyo nombre significa perla, es descendiente de la familia real de Hungría.
Y la liturgia diaria nos presenta, la lectura del Evangelio de Jesús según San Lucas, capítulo 17, verso 20 al 25. El texto de Lucas, nos relata el careo entre Jesús y algunos fariseos, que le insisten para que les aclare sobre la llegada del Reino de los cielos, entendido por ellos mismos, como la restauración gloriosa de la monarquía de Israel. El Maestro una vez más desvía la dirección de la pregunta y apunta hacia una dimensión de interioridad: el Reino no es algo sensacional, ya está presente, como un germen que es necesario cultivar.
Y a sus discípulos les dice, que no es cuestión de lugares, sino de vivir con el Hijo del Hombre, es decir con Jesús mismo, a quien aguarda un destino de padecimiento tras el cual sí aparecerá inesperadamente el Reino, como un fulgor que llenará todo el horizonte.
Al confrontar este texto con nuestras vidas, podemos entender mejor que el aquí y el ahora de ese gran acontecimiento, que es la llegada del Reino de los cielos, tiene que ver con la humanización de la tecnología, y la economía, la transformación ética de la política, la renovación y democratización de los sistemas religiosos. Y es que el Reino de los cielos, implica ineludiblemente estar donde se “cuece la vida digna”, pero también donde se le corrompe y se le mutila, y se hace efectivo en la medida en que seamos capaces de mantener el equilibrio del cosmos y que trabajemos por el bienestar de todos nuestros semejantes.
Por eso es que hoy es el día para preguntarnos: ¿Qué estamos haciendo para que el Reino de los cielos siga aconteciendo en medio de nosotros?, y pedirle humilmente a nuestro Señor JESUCRISTO, que nos ilumine en nuestras responsabilidades, esclarezca nuestras decisiones y nos haga reconocer su Amor y su presencia en medio de los vaivenes de nuestras vidas diarias. Amen.