EVANGELIO DEL DÍA JUEVES 18 DE ENERO DEL 2018

 

Marcos 3, 7-12: “En aquel tiempo  Jesús se retiró con sus discípulos a orillas del lago y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán y de las tierras de Tiro y de Sidón, muchísima gente venía a verlo con sólo oír todo lo que hacía. Jesús mandó a sus discípulos que tuvieran lista una barca, para que toda aquella gente no lo atropellase. Pues al verlo sanar a tantos, todas las personas que sufrían de algún mal se le echaban encima para tocarlo. Incluso los espíritus malos, apenas lo veían, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él no quería que lo dieran a conocer, y los hacía callar”.

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor a San Leobardo. Nació en Auvernia. Se dedicó a fabricar pergaminos para escribir los pasajes de la Biblia y de los salmos que se les escapaban de la memoria. Su mayor fortaleza en la relación con Dios, fue la práctica de la oración. Murió en el año 593.

Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Jesucristo, según San Marcos capítulo 3 , versos del 7 al 12, en el que se relata la intensa actividad misionera de JESÚS, junto a sus discípulos, y la reacción de la gente de querer tener de alguna forma un contacto físico con Él, para quedar sanados. Marco constata que la gente que se acercaba a JESÚS, venían de distintos lugares y da siete nombres para indicar la universalidad de la acogida del mensaje del Mesías, incluyendo otro elemento en su narrativa: el mar de Galilea, lugar donde vivían mezclados hebreos y paganos.

Desde el comienzo de su actividad Evangelizadora, JESÚS, enfrenta diversos adversarios, que se oponen a su misión o que tratan de distorsionarla. Los llamados espíritus inmundos son algunos de sus principales opositores. Aunque retroceden ante la Presencia de JESÚS, tratan de entorpecer su acción haciendo aclamaciones acerca de su misión. Caen pues todas las barreras, se derrumba “el muro de separación” como posteriormente lo irá a afirmar San Pablo.

La gente viene a JESÚS, atraída no tanto por su mensaje, sino por lo que hacía: curaba enfermos, aliviaba a los que sufrían de algo, y expulsaba espíritus inmundos, con lo que toma cuerpo aquello de que una “un gesto vale más que mil palabras” o lo que constantemente nos invita el magisterio de nuestra Iglesia “evangelizar más con el testimonio, que con las palabras”.

En la época en que JESÚS, vivió su vida terrena, el espíritu inmundo era aquella ideología que se apoderaba de las personas para enajenarla hasta el punto de hacerla una persona inmunda, que se caracterizaba por tener un vocabulario soez, y por sus acciones contra la higiene y las costumbres sociales. En la actualidad muchas personas, particularmente jóvenes, buscan llamar la atención mediante el uso de vestimentas ofensivas o colocándose en el cuerpo piezas de metal o tatuajes que lo hacen parecer distintos a los ojos del sistema social. A estas personas JESÚS, los invita a integrarse a la vida de la comunidad y a romper con esos hábitos que lo único que genera es la fragmentación de la sociedad.

El otro elemento de gran importancia que aparece en este texto que hoy estamos confrontando es el de “la Barca”, y es que JESÚS, tiene que protegerse de la avalancha de la gente, mediante una lancha. Por lo que al hacer una interpretación alegórica, podemos relacionar “la Barca”, con “la Iglesia, madre y maestra”, en la que JESÚS, se hace presente para preservar a sus hijos de los embates del mal y a la que guía hacia el puerto de la Salvación eterna.

Señor JESÚS, Tú has venido para salvar a todos, ayúdanos a salir de los ámbitos reducidos de nuestros egoísmos, para abrirnos al amplio horizonte ilimitado que da Tu acción renegadora, y así cambiar lo inmundo en espacio de convivencias fraternas. Amen.