EVANGELIO DEL DÍA JUEVES 28 DE ABRIL DEL 2016

 

    Juan 15, 9- 11: “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa”.

 

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 

Jesús nos dice hoy: “Como el Padre me amó, yo los amo a ustedes: permanezca en mi amor. Si cumplen mis mandamientos,  permanecerán en mi amor; así como yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Yo os he dicho esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea completa”.

Este es el texto íntegro del evangelio de hoy, Juan, capítulo 15, versículos del 9 al 11. Antes hablábamos de comunicación y circulación de la vida, hoy podemos hablar de comunicación y circulación del amor. El amor es la esencia que debe circular en nuestras venas de cristianos.

San Juan define a Dios como Amor. Por eso podemos comprender la vida Trinitaria como una perfecta comunión de amor que todo lo crea, salva y santifica. El amor del Padre y del Espíritu Santo genera al Hijo-salvación y el amor del Padre y del Hijo genera el Espíritu Santo, santificación.

La iniciativa de amor es del Padre, en quien todo tiene origen.  El raciocinio de Jesús es simple: El Padre ama al Hijo que “permanece” en su amor, observando su mandamiento. Cristo ama a los suyos con el mismo amor que recibió del Padre y en el que los suyos pueden permanecer, observando el mandamiento de su maestro.

Lo que Jesús pide es que acojamos el amor del Padre. Parece paradójico, pero para el hombre, amar a Dios significa antes que todo  dejarse amar por El, porque amar a Dios nunca es iniciativa humana, es siempre una respuesta a un don.  Cuando hay amor, el cumplimiento del mandamiento se vive con alegría. Incluso el sacrificio puede ser alegre, sereno. El tema de la alegría y su relación con la fiesta, tan común en el Antiguo Testamento, es utilizado también por Jesús: “Les digo esto para que mi alegría esté en ustedes y vuestra alegría sea plena”.

“Amor, obediencia, alegría” podrían ser la síntesis de la reflexión de hoy. Primero viene el amor de Jesús hacia nosotros; pero a su vez Él es el amado del Padre. El amor de Jesús pide respuesta: “permaneced en mi amor”. Jesús obedece al Padre y nos ama hasta la muerte en cruz. El amor trae como respuesta la alegría.

Ninguna contrariedad es capaz de destruir o arrancarnos la alegría que viene del amor de Cristo. Pidamos hoy, que Dios nos dé, la gracia de su amor y la alegría de permanecer fieles a Él, y que nuestras actitudes y nuestras acciones revelen al mundo el amor misericordioso de Dios Padre, a todos. Amen.