Lucas 21,1- 4: “En aquel tiempo, Jesús levantó la mirada y vio a unos ricos que depositaban sus ofrendas en el arca del tesoro del Templo. Vio también a una viuda muy pobre que echaba dos moneditas. Entonces dijo: «En verdad les digo que esa viuda sin recursos ha echado más que todos ellos, porque estos otros han dado de lo que les sobra, mientras que ella, no teniendo recursos, ha echado todo lo que tenía para vivir.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia Universal celebra hoy, la fiesta en honor a la Virgen María, bajo la advocación de la Milagrosa. El 27 de noviembre de 1830, en París, la Virgen se proclama milagrosa y partir de allí su fiesta se propagado por todo el mundo.
Por su parte la liturgia diaria nos invita a meditar el Evangelio según San Lucas capítulo 21 versos del 1 al 4. En el que evangelista nos relata la enseñanza, hecha por Jesús, a la actitud que debe observarse en el momento de dar la ofrenda monetaria al templo. Y es que el Maestro ha observado ciertas actitudes algo teatrales de los dirigentes judíos, a la hora de depositar la ofrenda y en contraste la figura de una pobre viuda que pasa desapercibida, cuando cumple un gran gesto de desprendimiento.
Jesús, nos dice que lo importante en este caso, no es lo que se da, sino lo que se reserva y además de eso como se da. Los ricos han dado de lo que le sobra y pretenden con eso ser recocidos como grandes benefactores, mientras tanto la viuda ha dado todo lo que tenía y lo hace muy a lo reservado, como queriendo que nadie lo sepa.
Dar de lo que nos sobra es fácil, ya que muchas veces damos “limosnas” y creemos que estamos cumpliendo una gran labor. Y es que lo que muchas veces damos, son literalmente limosnas, es decir migajas de las tantas cosas que hemos recibido. Si vamos al templo a la hora de dar la colecta queremos dar el billete más pequeño, aun cuando todos sepamos que eso no alcanza ni para comprar un caramelo, y si vamos a dar un donativo a un indigente buscamos lo más barato y además de eso con mucha reserva, en pesar en que invertirá esa persona nuestro donativo.
Por eso es que la invitación que nos hace este texto es la de más que dar, es la de darse, ya que Dios no quiere nuestras cosas, ya que al fin y al cabo son de Él, sino que su gran deseo es el nos entreguemos por completo a su plan de felicidad para todos los seres humanos que poblamos este planeta tierra y que pasa porque todos tengamos los bienes esenciales para vivir
Señor Jesús, tu nos has rescatado a un gran precio, dándote por entero a favor nuestro. Ayúdanos a ser desprendidos de todo bien material, y a ponernos por amor a disposición tuya y de nuestros hermanos, especialmente los mas necesitados, es decir los que no tiene comida, ni vestido, ni medicina, ni nada que se parezca a la dignidad que tu nos has dado por igual a todos. Amen.