EVANGELIO DEL DÍA MARTES 26 DE JUNIO DEL 2018

 

Mateo 7, 6.12-14: “En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: No den lo que es santo a los perros, ni echen sus perlas a los cerdos, pues podrían pisotearlas y después se volverían contra ustedes para destrozarlos. Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí está toda la Ley y los Profetas.  Entren por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la ruina, y son muchos los que pasan por él. Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce a la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran”.

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor a San José María Robles Hurtado, fue un sacerdote, escritor, fundador y mártir mexicano. Nació en la ciudad de Mascota, Jalisco, el 3 de mayo de 1888, festividad de la santa cruz. El 26 de junio de 1927 fue muerto ahorcado en laparte más alta de la sierra de Quila, Jalisco a causa de la Guerra Cristera.

Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de JESUCRISTO, Según San Mateo capítulo 7, versos del 6 al 14, en la que JESÚS le propone a sus discípulos de ayer, de hoy y de siempre un camino estrecho y difícil ya que lamentablemente, nosotros por nuestras tendencias humanas de querer huir del dolor, del menosprecio y evadir los conflictos que provoca la vivencia auténtica del Evangelio, decidimos buscar caminos u opciones fáciles.  Por eso JESÚS es claro al ofertar su opción de vida que llena de dificultades y tropiezos, no porque deberíamos buscar lo que nos haga sufrir, ni porque Dios sea un sádico empeñado en amagarnos la existencia, sino porque es claro que al asumir con autenticidad los Valores que JESÚS nos propone, siempre nos va a generar grandes dificultades.

JESÚS nos da la clave para cumplir lo que Dios ha mandado a través de los Profetas y de sus otros mensajeros, La clave está en comportarnos con los demás, tal como nosotros queremos que ellos se comporten con nosotros. Si esta es la norma de nuestro actuar, cesarían los asesinatos, los odios, las infidelidades, las injusticias, las ofensas, y entonces reinaría el amor, la justicia y la paz.

Dios a través de Su Palabra nos regala hoy la llamada “regla de oro”: tratar a los demás como desearíamos ser tratados. Es muy sencilla y a la vez lleva a una profundidad tal que si logramos cumplirla, podríamos estar viviendo gran parte del mismo Evangelio. Al tratar de llevar a cabo esta instrucción nos podríamos encontrar justamente con “la puerta estrecha”, es decir con las barreras que brotan desde lo más profundo de nuestro ser.

Ojalá pudiéramos habituarnos a vivir esta norma de vida y cada vez que vayamos a interactuar con nuestros semejantes, nos pusiéramos a pensar de qué manera nos gustaría recibir esa acción. Motivos y excusas siempre habrán para no hacer lo correcto, sin embargo el mejor de los motivos para hacerlo es el saber que esa manera estamos aportando nuestro granito de arena para la construcción del Reino de Dios. JESÚS nunca dijo si serían muchos o pocos los que compartirán la felicidad de Dios. Pero sí dijo repetidas veces que serán pocos los elegidos entre muchos llamados. Esto significa que entre tantas personas que tuvieron la suerte de encontrarlo y que, con eso fueron llamadas a compartir su misión, pocos aceptan cambiar su vida y comprometerse con Él. Los elegidos son los que perseveran en busca de la verdadera libertad y perfección.

Por eso hoy el día para preguntarnos: ¿Cómo estoy tratando a cada una de las personas con las que diariamente me relaciono? ¿Es esa la manera como me gustaría que me trataran a mí? ¿Mis actitudes personales son espejo para reflejar las enseñanzas de JESÚS, o por el contrario son la negación de ese compromiso de vida para la cual he sido llamado?

Señor JESÚS, hoy queremos darte gracias porque nos muestras con mucha claridad el camino que nos salva, por eso queremos pedirte la coherencia para comportarnos con los demás tal y como queremos que ellos se comporten con nosotros. Amen.