Lucas 21, 12-19: “En aquel tiempo,Jesús dijo a sus discípulos: a ustedes los perseguirán, los entregarán a los tribunales judíos y los meterán en sus cárceles. Los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre, y ésa será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preocuparse entonces por su defensa. Pues yo mismo les daré palabras y sabiduría, y ninguno de sus opositores podrá resistir ni contradecirles. Ustedes serán entregados por sus padres, hermanos, parientes y amigos, y algunos de ustedes serán ajusticiados. Serán odiados por todos a causa de mi nombre. Con todo, ni un cabello de su cabeza se perderá. Manténganse firmes y se salvarán”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
El santoral del día nos presenta entre otros santos la fiesta en honor a San Saturnino. Obispo de Tolosa, es uno de los santos más populares de Francia y España, llegó a Tolosa procedente de África, como buen pastor que fue, en el año 250 organizó la comunidad de Tolosa y la hizo crecer. Murió martirizado, atado a un toro.
Y la liturgia de hoy nos presenta al Evangelio de Lucas, capítulo 21, versos del 12 al 19, en el que se relata la explicación que Jesús le da a sus discípulos en torno a cada una de las pruebas que tendrían que sufrir antes de la llegada del fin de los tiempos, y no se trata de abandonarse pasivamente a la persecución, que puede venir hasta de los más allegados. Sino que hay que tener la confianza en el Maestro que les dará la sabiduría y las palabras oportunas para defenderse de las acusaciones y de las persecuciones.
Y aun cuando tendrán la protección de Dios, por mantenerse firmes en la convicción de seguir el ejemplo de su Maestro de denunciar las injusticias de este mundo e invitar a un cambio de actitud, sufrieron los mas despiadados desprecios, castigos y ejecuciones, fue justamente esa constancia los que les hizo fraguar la personalidad de cada uno para ser recordados y emulados por las comunidades cristianas de todos los tiempos.
Hoy como ayer los discípulos de Jesús, sufrimos los mismos desprecios de propios y extraños. Si tratamos de enderezar rumbos en el seno de nuestras familias, en los círculos de nuestros compañeros de trabajo o de estudio lo primero que aflora son las descalificaciones. Si opinamos sobre el mejoramiento del trabajo pastoral de cualquier nivel, enseguida saltan los expertos para ponernos en nuestro sitio. Y no se diga si denunciamos la falta de comida, de medicina, de justicia, de transporte, hechos que han pasado a formar parte de la vida cotidiana de los venezolanos, y que si son denunciados entonces nos aplican la ley contra el odio.
Pero la gran noticia que este texto nos da, es que contra todas esas trabas hay que seguir luchando, porque para obtener el triunfo final, los discípulos de Jesús, tenemos que superar todas estas descalificaciones, porque así nos lo recuerda nuestro Señor: “si a mi me han perseguido, a ustedes también los perseguirán”.
Señor Jesús, Tu que fuiste victima de la incomprensión y de la intolerancia de los grupos de poder que ante Tu mensaje de Amor, vieron amenazados sus intereses y te sometieron a la más infame de las muertes, danos las fuerzas y las palabras necesarias para hacerle frente a todas esas fuerzas malignas que amenazan con destruir tu reino de amor y de justicia en el mundo, pero especialmente en esta porción de tierra que se llama Venezuela. Amen.