
Juan17,11b-19: “En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia universal, celebra hoy, la fiesta entre otros santos en honor a San Bonifacio,nació hacia el año 680, en el territorio de Wessex (Inglaterra). Su verdadero nombre era Winfrido. Ordenado sacerdote, en el año 716. En el año 718 viajó a Roma para solicitar del papa Gregorio II autorización de misionar en el continente. El Sumo Pontífice lo escuchó complacido y, en el momento de otorgarle la bendición, le dijo: «Soldado de Cristo, te llamarás Bonifacio». Este nombre significa «bienhechor». Murió martirizado el 5 de junio del año 754.Es el apóstol de Alemania y el patriarca de los católicos de ese país.
Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Jesucristo, según San Juan, capítulo17, verso119 al verso15, en el que se presenta la segunda parte de la Oración del Maestro por sus discípulos. JESÚS pide al Padre que los guarde en la unidad. Hasta ese momento fue el propio JESÚS, quien veló por la unidad de su grupo y mantenerlos unidos, pero a partir de allí será El PADRE, por intermediación del Espíritu Santo, quien velará por mantenerlos unidos.
JESÚS sabía que sus discípulos correrían con su misma suerte, ya que quienes se mantienen fieles a su Palabra serán odiados y perseguidos por el mundo. Por eso es que, el Maestro pide que los libre del maligno, y aunque esto invita a la confianza, debemos de estar claro que no evita el drama de la discordia, la traición, sentimientos muy frecuentes en el seno de nuestras comunidades, que amenazan la convivencia y la unidad, y que en algunos casos son tan fuertes que las debilitan y en el peor de los casos las destruyen. Y por eso es que también JESÚS pide al PADRE que los guarde en la VERDAD es decir que los afiance en su PALABRA que es la VERDAD.
Al confrontarnos con el texto, vemos que en nuestro mundo hay muchos lobos, que nos acechan por todas partes. Es muy fácil relajarse, dejarse llevar, empezar a dejar las cosas que nos ayudan y caer en las garras de lo que el mundo considera normal. Y dejo de ir a Misa el domingo, porque estoy cansado. Y dejo de rezar, porque no tengo tiempo. Y dejo de frecuentar el sacramento de la Penitencia, porque no cambia nada, o porque me da vergüenza. O dejo de ayudar al otro porque solo tengo para mí y no puedo alimentar la flojera y la sinvergüenzura.
Y los lobos del mundo nos rodean, y nos dejamos llevar. Y se me olvida que DIOS me ama, y se preocupa por mí, y no descansará hasta que me vea actuando en comunión con sus designios y connivencia con mi comunidad. Y en esa comunidad entramos los hermanos, lo amigos, los familiares, los conocidos y también los que no conocemos. Y aunque a veces nos decepcionen muchas actitudes de quienes pensamos que deben ser ejemplos para otros, debemos saber que son humanos y que nuestra mirada debe estar puesta en CRISTO que es el que nos santifica.
Esa es la espiritualidad de comunión y de misión que nos plantea nuestro “Proceso de Evangelización” de la Diócesis de Ciudad Guayana, que es un reflejo del Mensaje de nuestro Señor JESUCRISTO, que quiere construir “comunidades donde todos nos ayudemos y nos queramos” De esta manera, podremos sentir que por todos nosotros corre la savia de CRISTO, que nos ayuda a dar fruto. Y así podremos aguantar juntos, al lado de Jesús, a los lobos modernos que intentan separarnos del rebaño.
Señor JESÚS, ayúdanos a tener nuestra mirada y nuestro corazón entrelazados contigo para evitar que las dificultades del mundo y las actitudes de nuestros hermanos, nos alejen de Tu proyecto de Vida. Amén.
