Lucas 8, 1-3: “En aquel tiempo, Jesús iba recorriendo ciudades y aldeas, predicando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres, a las que había curado de espíritus malos o de enfermedades: María, por sobrenombre Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de un administrador de Herodes, llamado Cuza; Susana, y varias otras que los atendían con sus propios recursos”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
En el Evangelio de hoy, Lucas, capítulo 8, versículos 1-3, un breve texto que nos presenta un resumen de la actividad misionera de Jesús. En este resumen se destacan el grupo de mujeres que también acompañaban a Jesús. De acuerdo con el relato de Lucas, «Jesús recorría ciudades y pueblos, anunciando la Buena Nueva. Los doce iban con él, y también algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y de diversas enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un alto funcionario de Herodes; Susana, y otras muchas que les servían con sus bienes”.
En la memoria de Jesús en su ministerio, comúnmente se hace mención exclusiva de los apóstoles, hombres, llamados por Él, y que le siguieron. Esta es la única vez en los Evangelios que las mujeres son mencionadas entre el grupo de los discípulos de Jesús. Entre ellas llama la atención la presencia de Juana, mujer de un alto funcionario de Herodes, lo cual muestra la osadía de la mujer.
Acerca de estas mujeres se dice que habían sido curadas. Espíritus malignos, enfermedades y demonios significan las diversas formas de exclusión de la ideología del judaísmo impuesta a las mujeres, es decir, que habían sufrido las consecuencias de la exclusión social y de género. Estas mujeres, y particularmente Magdalena, fueron liberadas de su exclusión social por Jesús, e integradas en la vida. Seguían a Jesús y servían al grupo. Ellas entendieron y practicaban el servicio, que es la característica fundamental del Reino.
Jesús, en su humanidad y con su amor misericordioso, se hace el camino para la comunión de vida eterna con el Padre. Los Doce, influenciados por la ideología davídica en vista de un Mesías poderoso, van a discutir sobre quién era el más importante. Las mujeres van con Jesús, confiadas, hasta al pie de la cruz y junto a la tumba vacía, particularmente aquellas que siguieron a Jesús desde Galilea.
Alrededor de Jesús, se reúnen discípulos y discípulas que va madurando. Surgen relaciones nuevas entre hombres y mujeres, que se caracterizan por la libertad, la solidaridad y el servicio. Las palabras de amor de Jesús iluminan, transforman los corazones y los libera. Pidamos a Dios, para que cada día de nuestra vida, vivamos el auténtico amor, que nos ayude a consolidar la unión con Jesús y con el Padre. Amen.