
¿Usted ha decidido quedarse en el país? ¿No es de los que le gusta andar arrastrando los pies, mirando al suelo y repartiendo desesperanza? Entonces usted es un sobre- viviente, la persona que en medio de dificultades, es capaz de mirar más allá, hacer uso de la “libertad liberada”, como diría el padre Trigo. Este morral es para usted, especialmente si es educador, o médico, o una de esas profesiones de las cuales la gente espera que de ánimo, incluso si es padre o madre. Hace unas semanas trabajamos las 6D de la defensa de los Derechos Humanos, ahora tenemos las P – la de la de perseverancia– la necesaria para llevar la situación en paz, siempre con cable a tierra, sin engañarse, pero sin ahogarse.
Primero párese. Sí, deténgase, cálmese, no podemos seguir corriendo de un lado a otro y que sea la situación la que imponga nuestra agenda. Respire profundo. Párese para que pueda mirar mejor las cosas. Las pausas son necesarias.
Segundo piense y pese. Haga un par de columnas: qué le aumenta el ánimo en estos momentos y qué le resta. Para la resta, fácil le saldrá la lista, verá llena la balanza con brevedad, pero eso lo repite a diario, no se quede enganchado en esa resta; vaya al otro lado de la balanza, y use su mirada de rayos “X”: ¿qué hay detrás de lo aparente? ¿Qué hay más allá? Veamos unos ejemplos. No sé si usted es de las personas que madruga, yo sí, y veo cantidad de gente esperando autobús, o en el metro desde muy temprano: hay gente trabajadora, que a pesar de las dificultades y el mal servicio del transporte, hace mil piruetas para llegar al trabajo ¡No somos un país de flojos!, aunque se haya fomentado el clientelismo -ahora y antes – y se haya dado el mensaje de que se puede “vivir sin trabajar”. Siga pensando: ¿Tiene familia? Punto a favor, ¿Se puede parar? Tiene piernas, ¿Escucha el cantar de los pájaros o de las ranitas en la noche? Tiene oídos. “Tengo, vamos a ver, tengo lo que tenía que tener”, dice un poema de Guillén. Mire más allá y nútrase de historias como la de Amílcar (Lara), ese soldador de oficio que quedó paralítico después de los tiros recibidos en un atraco y ahora es una artista, hace obras con material de desecho que son una maravilla; o la historia de la Coral Integral de Guayana, la creada por Larry Salinas, en la que cantan niños con síndrome de Down, invidentes y casos similares. ¡Dígase que Venezuela no es sólo colas y corrupción! Recoja sus propias historias.
Prémiese, piropéese: si ha leído bien, échese sus piropos, aún si los demás no noten la maravilla de persona que es, hágalo visible usted. Piense cuántos problemas ha resuelto usted en este año escolar que termina, cuántas veces a reseteado su cerebro para salir de dificultades de manera creativa. ¿No merece un aplauso? Ingrese a la AAM: Asociación de la Alabanza Mutua, que practica “la crítica y autocrítica, la alabanza y al autoalabanza”. Ofrezca entonces piropos a los que le rodean. Hay mucha gente haciendo cosas buenas en este país. Yo le mando su carnet. Su punto de partida tiene que ser sus cualidades, sus potencialidades, no sus carencias.
Perdone, pida perdón y perdónese. Esto es clave para sobre – vivir. Aunque pida justicia, perdone, y de paso, piense que usted también tal vez ha ofendido: pida perdón. Sus hijos no tienen culpa de que no haya conseguido café ni papel sanitario hace meses, no la pague con sus hijos, ni con sus alumnos, ni con el cajero del supermercado. Sepa pedir perdón si anda por ahí distribuyendo mal humor.
Pida ayuda; extienda su mano con las dos dimensiones de esa acción: pida ayuda y ofrezca ayuda. Solos no salimos de las situaciones difíciles – ojalá el alto gobierno entendiera que pedir y aceptar ayuda es signo de inteligencia -. Si no tiene un grupo de ayuda mutua, pues es hora de crearlo, ´únase a otros alrededor de un interés común. Y no cierro esta P de pedir, sin subrayar la importancia de “pedir a Dios” que le de fuerzas para no amargarse, que le de sabiduría para no hacer ni decir tonterías: ¡Rece pues! Pida que “si se muera sea de amor”, como dice Juanes en su canción.
Y finalmente: ¡Patine!, póngase en marcha, no se quede paralizado. ¡Tome su camilla, levántese y ande! Siempre junto a otros. ¿Cómo que no hay nada qué hacer en este país? Ahora es que hay cosas por hacer. Patine, si se cae, el de al lado le ayuda a levantarse, y si otro se cae, dele usted la mano. Ah, y no se olvide, aunque no suene muy elegante, “Pele el diente”, ríase, sonría, haga reír a otros. ¡Éxito!
Luisa Pernalete
