Entre el sábado y el lunes se llevaron cuatro unidades de la casa parroquial y ocho compresores del templo, según estima el sacerdote Miguel Ángel García, encargado del recinto religioso. Cada uno de los equipos robados cuesta, al menos, tres millones de bolívares. En resumidas cuentas: será muy difícil que la parroquia pueda tener aire acondicionado. Al menos será así durante un buen tiempo.
No fue porque escuchó algo o porque se percató de inmediato. Fue el calor lo que hizo que el párroco de la iglesia Nuestra Señora de Coromoto, Miguel Ángel García, supiera que algo pasaba con los aires acondicionados: desde el sábado, no enfriaban.
Cuando el técnico fue a la parroquia, en Los Olivos, le dijo lo que realmente ocurría: “Padre, aquí no hay aires”. Se los robaron. La deducción del sacerdote: todo ocurrió entre sábado y lunes. En plena madrugada. No hay otra explicación.
De la casa parroquial se llevaron cuatro unidades; de la iglesia, siete compresores. ”Nos dimos cuenta esta mañana (la del martes). Todo pasó en estas últimas noches: lo que presumimos es que desvalijaron todo por partes”, dijo García.
Patrimonio irrecuperable
Según García, cada uno de los equipos robados cuesta, al menos, tres millones de bolívares. En resumidas cuentas: será muy difícil que la parroquia pueda tener aire acondicionado. Al menos será así durante un buen tiempo.
“Nosotros antes teníamos vigilantes, pero no pudimos seguir porque todo se iba en otros servicios. Lo que queda es que la gente de la comunidad vigile”, recordó.
Hasta el martes, nadie había acudido a la iglesia a decirle al sacerdote si había visto algo sobre el robo. Insiste en que los vecinos de Los Olivos tienen que estar en alerta ante los ataques a la parroquia. Él, remata, no puede hacer más
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